miércoles, 1 de julio de 2009

La Chancla que yo tiro... no la vuelvo a levantar

Anoche tomé el Viaducto hacia Aeropuerto a las 7:49 ... estaba lleno y lento, pero así se ve normalmente, así que no me espantó y seguí por esa vía... 8:10... 8:25 .... 8:37 ... a las 9:40 llegué frente al Aeropuerto y ví un trailer sin carga incrustado en un auto ... avancé más y encontré una carambola donde estuvieron involucrados un trailer y un par de autos.

Además de esos percances fui encontrando inundaciones y numerosos charcos que alentaban la marcha de en las avenidas.... (¿no que era un año seco?). Al llegar a mi colonia todo era un caos, camiones de Bomberos y de Protección Civil intentaban liberar de agua de algunas avenidas y calles... y al llegar a mi calle... me encontré que no podía pasar... me estacioné y aunque llovía muy fuerte, quise ver "el recuento de los daños" con mis propios ojos.

Bajé del auto y dí un par de pasos por la calle inundada hasta la banqueta y de pronto ¡zaz! pisé una coladera y me caí de bruces. Afortunadamente solo entró una pierna y la otra quedó afuera ¡pero perdí mi chancla izquierda! Adolorida, mojada y sin una chancla, me levanté y caminé cojeando por los charcos y ríos de agua, ví que quitaron un auto del otro de mi calle y regresé a mi auto para dar la vuelta.

Toda adolorida bajé sin mi chancla. recorrí la banqueta inundada y entré al edificio, pensé que mis vecinos se fijarían en mi facha de rata mojada cojeante, pero nadie me peló, todos trabajaban frenéticamente en el vaciado de la alberca en la que se había convertido el departamento de la planta baja. Subí a mi departamento, me cambié y me puse 2 chanclas (caminar con una sola es poco práctico), y me sumé al batallón... Era una locura... el agua olía a las albercas de Oaxtepec en Semana santa (o sea, a miados)...el color era cafecito... digno de las aguas que analizaba hace años en el laboratorio de aguas residuales... (o sea con caca). Y lo peor era que cubeteábamos y cubetéabamos y parecía no tener fin ... 

Yo no dejaba de pensar... ¡Qué bueno que es año seco! Sino hubiéramos necesitado snorkels para entrar a casa... Afortunadamente pudimos sacar el agua y aunque todo apestaba, comenzaba a normalizarse todo. Nos despedimos y cada quien se fue a bañar a su casa. 

Hoy amanecí totalmente adolorida por la caida, con las rodillas inflamadas... ah! y en realidad el título no es cierto... sí recogí la chancla hoy en la mañana, porque apareció flotando enfrente de mi banqueta....

jueves, 14 de mayo de 2009

Comenzando...

Inicio este espacio motivada con la compilación de Denise Dresser, Gritos y susurros. Este libro logró encender la mecha de una idea que tiene mucho tiempo anidándose en mis entrañas: tener un espacio virtual donde plasmar mis sueños, vivencias y pensamientos. El libro “mecha” contiene las respuestas de 38 mujeres mexicanas a las preguntas ¿Qué te ha tomado por sorpresa? ¿En qué momentos y frente a qué circunstancias te has sentido poco preparada? ¿Qué ha sido aquello que ha constituido un reto inusual y desconcertante para ti? 

La neta es que todo el día me he preguntado qué le hubiese respondido a Denise (la igualada y unos cuates) si me hubiese incluido en su libro. Claro que esto es una chaqueta mental, porque ni canto como Eugenia León, ni soy niña bien como Guadalupe Loaeza, ni soy una gran actriz como Paty Reyes Spíndola, soy solo una mujer (¿normal?) que está por llegar a la cuarta década de su vida. (¡ay!).

Siguiendo con la chaqueta, yo le respondería que a mí me tomó por sorpresa el amor… ese que te carcome las entrañas, que te corta la respiración y que hace que no solo el estómago sino hasta los intestinos se te alteren. Tenía yo 23 años y estaba tronando con mi “fiancee”, un chico tan tradicional que a pesar de quererlo, me horrorizaba. Le urgía que nos casáramos y llenarme de hijos ¡A esa edad! ¡Eso era un crimen! Recuerdo una de sus sentencias más crueles “tú vas a trabajar siempre y cuando tengas tiempo después de atender tu casa y tus hijos”.

Definitivamente íbamos en sentido opuesto, no compartíamos nuestros sueños, no nos escuchábamos, no nos respetábamos, no nos comunicábamos… Además Otelo era un tibio pendejete a su lado, al final de nuestra relación, yo no podía ni saludar de beso a mis grandes cuates porque me armaba una escena digna de una tragedia griega. Eso iba a terminar en el Ministerio Público, en la Cruz Roja o en Gayosso.

Así que me armé de valor y terminé la relación. Fue un proceso complicado de casi dos meses, pero lo logré… ¡salí del cautiverio! En ese tiempo conocí al amor de mi vida… A diferencia de mi tradicional novio, él era tan libre, tan seguro de sí mismo, tan sereno. Además me escuchaba, me alentaba, me empujaba a ponerme retos. La verdad es que a pesar de no querer involucrarme, me enamoré locamente. 

Deberían decirnos desde niñas que el amor no es como en los Fairy Tales, donde una vez que se dan los protagonistas el besito cachichurris, son felices para siempre… ¡pero ahí es donde empieza toda la historia! Ahí comienza el reto… ya encontraste quien es capaz de provocarte una oclusión intestinal… ahora vive bonito con él … y no un instante, sino toda una vida… ¡ta difícil! Porque además no somos como esos protagonistas, la Bella Durmiente después de estar jetona un chingo de tiempo se despierta con los cabellos peinados, la pestaña enchinada y los labios rojos… nada que ver conmigo en la mañana, que cuando me miro al espejo puedo jugar a “descubra las 5 diferencias entre mi reflejo y el Tío Cosa”.

Y entonces viene la respuesta a ¿En qué momentos y frente a qué circunstancias te has sentido poco preparada? Yo había pasado años soñando con encontrar a un príncipe azul, pero no estaba lista para ese tsunami de emociones que me despertó el amor de mi vida. Hoy, después de 16 años juntos, he aprendido a surfear en ese mar intempestivo… a veces me caigo… a veces trago agua … a veces termino con arena en los ojos, pero siempre me siento viva, plena y feliz de compartir mi tiempo, mi cuerpo y mi alma con este hombre que amo sobre todas las cosas de este planeta.