Yo tengo 2 abuelas, una en el cielo y otra en el suelo. Eso era lo que solía decir cuando me preguntaban de niña sobre ese tema.
La del cielo pues no la conocí, murió antes de que mis papás se casaran. Pero la del "suelo" realmente era un personaje.
Nunca fue una abuela tradicional. Era extraña. Cuando era niña, cada vez que teníamos oportunidad, mi mamá me preparaba y me decía "vamos a ver a Tita" (Así yo le decía a mi abuela). Entonces poníamos en una maletita negra una muda de ropa para mí por cualquier accidente, un suéter para ella, algún juguete para que yo me entretuviera y un trapito para limpiar.
Salíamos de la unidad habitacional donde vivíamos a esperar un taxi. Esto podía llevarse hasta media hora. La maletita me servía de asiento cuando me cansaba. Cuando por fin abordábamos el taxi, mi mamá solicitaba "A Villa de Cortés" y nos dirigíamos contentas a ver a Tita.
Llegábamos y pasábamos (mi mamá tenía llave). Cuando mi abuela oía el sonido de la puerta, bajaba de su habitación o de donde se encontrara a saludarnos "Hola hija, voy a salir, pero quédate aquí, regreso al rato, voy al centro / de compras / a una exposición / a ver a una amiguita".
Después de esa sentencia, mi abuela se terminaba de arreglar y salía apurada. La casa siempre era un desastre. Todo tenía polvo y mugre. Mi mamá sacaba el trapito de la maleta y limpiaba un pedacito de la sala y me decía "Juega ahí, no te salgas de ese espacio porque vas a terminar con la ropa negra de mugre". La desgracia es que no había teléfono en el trabajo de mi papá y mi mamá siempre le decía que al salir de trabajar (como a las 8 de la noche) pasara por nosotras, así que debíamos esperarlo ahí. Solas y aburridas. Cuando nos daba hambre, caminábamos a una fonda cercana bastante mediocre. Y ahí estábamos, esperando que pasaran las horas.
Mi abuela no regresaba temprano, la mayoría de las veces llegaba después de que mi papá pasara por nosotras, y cuando aparecía antes, solo había un "¿Siguen aquí?" "¿Va a pasar Don José (así le decía a mi papá) por ustedes?".
Y sí, esa era la visita a casa de la abuela, donde el tiempo efectivo con ella nunca excedía los 10 minutos. ¿Alguna vez se le ocurrió que la idea era convivir con ella? ¿Que mi mamá, con todo y que fue una niña a la que maltrató, la quería y deseaba verla?.
No dejamos de hacer esas visitas hasta que nos cambiamos mucho más lejos y fue muy difícil realizar ese trayecto. ¿Porqué insistía mi mamá en ir si no se quedaba con nosotras? Tal vez porque era parte de su relación tóxica, y no importaba cuantas veces nos dejara, mi mamá justificaba la situación y tenía la esperanza que la próxima vez no sucedería.
Tengo más historias sobre sus ausencias, sus sentencias, sus prejuicios y también, siendo justos, sobre sus momentos amorosos y dulces, por que sí los tenía. Pero serán parte de otra historia.
Ojalá desde el cielo pueda ver que hoy, la abrazo con el corazón y que ojalá, en la eternidad, haya comprendido lo que en este mundo se le complicó tanto, que hay que estar presente y ser empáticos para tener relaciones bonitas, ya sea con tus hijos, tus nietos, tus padres, tus hermanos o tu pareja ♥.

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